Un antigua fábula árabe cuenta que, en cierta ocasión, una persona dejó 

en su testamento, que una vez muerto, dejaría sus 17 camellos a sus tres hijos.

Y que esos 17 camellos deberían ser repartidos no de cualquier forma, 

sino siguiendo la siguiente proporción:


1.- La mitad de los camellos serían para el primogénito.

2.- El segundo hijo se quedaría con un tercio de los camellos.

3.- Y el tercero se quedaría con una novena parte del número de camellos.


Claro que "diecisiete" es un número que no es divisible entre dos, 

ni entre tres, ni entre nueve.

Con lo cual, surgió un importante problema a la hora de repartir la herencia.


Los hijos pasaron varios días discutiendo y negociando 

para poder repartirse la herencia, y no veían la forma de hacerlo, ...

cuando uno no estaba de acuerdo el otro tampoco.

Como es obvió siempre perdía alguno de ellos,

dado que un camello no se puede partir.


No pudieron encontrar una solución.

Y decidieron pasar a visitar a la mujer más ingeniosa de su pueblo,

para plantearle el problema que tenían y ver si ella podría ayudarles.


La mujer, una vez les escucho, les dijo que la dejasen pensar durante unos días,

y que ella les llamaría para decirles si habría encontrado la solución.


A los pocos días le convocó.

Y les dijo, la única solución que he encontrado es la siguiente:

os regalaré yo un camello mío, así tendréis 18 en total y ya se podrá aplicar

el testamento siguiendo la voluntad de vuestro padre.


Efectivamente, el mayor se quedó la mitad de los camellos, es decir, nueve.

El segundo se quedó con seis, es decir un tercio del total de 18.

Y el tercero con una novena parte, es decir con dos camellos.


Así el total de 9 + 6 + 2 serían 17 camellos.

Y todavía les sobraría uno para devolverlo  a la señora sabia, y quedar en paz con ella.

Y muy agradecidos porque pudieron resolver el problema 

y nadie perdió, ...ni siquiera la generosa señora.


Cuantas veces, un problema que parece irresoluble se puede resolver si somos

capaces de ver la realidad e forma desacostumbrada.

Y si estamos dispuestos a CEDER.

Si entendemos que detrás de cada negociación no hay sólo 

una defensa de posiciones, razones o posturas, sino la búsqueda de un acuerdo

que pueda cumplir con el interés común de todas las partes.


Aprende a cambiar en tu vida la posición por el

I N T E R E S 

C O M Ú N